¿Te ha empezado un dolor en la ingle sin razón aparente y presentas molestias durante tu actividad deportiva?

Todo dolor localizado en la zona inguinal se considera a día de hoy “groin pain”. Dicho dolor se asemeja a lo popularmente conocido como pubalgia a pesar que a nivel científico se conoce que son entidades clínicas diferentes.

¿Qué diferencia existe entre pubalgia y groin pain?

“Groin pain” o dolor inguinal es todo dolor localizado en la zona de la ingle de origen inespecífico mientras que pubalgia se denomina a todo dolor en el hueso pubis, hueso situado en la zona anterior de nuestra pelvis, causado por múltiples factores que más adelante se detallan.

Me duele la ingle, ¿Cómo sé si es pubalgia lo que presento?

La pubalgia empieza de forma insidiosa, sin razón aparente, un dolor sordo en la parte alta de nuestra ingle, insercional en nuestra parte ósea o justo debajo de nuestros abdominales, insercional con el hueso, sin ningún tipo de acto traumático que la origine. 

Esta región anatómica se subdivide en 4 cuadrantes: superior-izquierda, superior-derecha, inferior-izquierda o inferior-derecha dependiendo de la localización de nuestro dolor.
Normalmente surge al acabar un entrenamiento/partido o incluso al día siguiente del mismo. Con cada zancada que realizamos observamos que existe una molestia constante en dicha zona.
De este modo, hay diferentes estadios de evolución de dicho dolor:

  1. Leve: se presentan molestias al empezar nuestra actividad deportiva las cuales se mantienen o incluso pueden desaparecer durante la actividad para volver al estado inicial de dolor al finalizar la tarea.
  2. Moderado: tenemos dolor andando el cual cuando realizamos deporte se mantiene constante en su intensidad y se agrava al finalizar la practica deportiva pero no se intensifica en nuestras actividades de la vida diaria.
  3. Severo: tenemos dolor en nuestras actividades de la vida diaria (andar, subir-bajar escaleras, dormir, toser-estornudar, etc.) lo cual nos incapacita para desarrollar nuestro deporte pudiendo ser muy doloroso una simple carrera para alcanzar el autobús.

Si después de realizar una historía clínica con una evaluación exhaustiva del dolor, tenemos dudas de sí existe afectación de nuestro pubis, podemos confirmar y/o descartar patología semejante mediante alguna prueba complementaria.

En este caso, la ecografía por coste-beneficio nos puede ayudar a observar estado de todos los tejidos blandos que se originan y/o insertan en el pubis como la parte mas superficial del hueso. Si necesitáramos más información para averiguar, por ejemplo, si existe edema óseo asociado, la resonancia magnética nuclear sería la prueba apropiada para ello.

En función de cual fase evolutiva de nuestra pubalgia nos encontremos, nuestro pronóstico puede variar desde 8 semanas de readaptación hasta las 16 semanas o si la evolución no fuera favorable pudiendo a plantearse la intervención quirúrgica (según criterios quirúrgicos).

¿Por qué ha aparecido este dolor?

Se conoce que el desarrollo de esta patología es debido a causas multifactoriales las cuales se dividen en factores intrínsecos, son inherentes al deportista, como extrínsecos, factores ajenos al deportista. 

  • Factores intrínsecos:
    • Debilidad de la musculatura agonista/antagonista/sinergista (aductores-abductores-abdominales).
    • Desequilibrio entre extremidad dominante/no dominante (pierna izquierda vs derecha)
    • Déficit muscular en la estabilización del tronco.
    • Déficit muscular en la estabilización de la cadera.
    • Déficit movilidad articular lumbo-pélvica.
    • Fátiga neuromuscular.
    • Lesión previa.
  • Factores extrínsecos:
    • Planificación inadecuada de las cargas de entrenamiento.
    • Sobrecarga de las tareas de entrenamiento.
    • Calzado inadecuado o desgastado. 
    • Terreno inadecuado donde realizar la actividad deportiva. 
    • Meteorología.

¿Qué tengo que hacer para volver al terreno de juego?

Una vez averiguado qué es lo que tenemos frente a nosotros, el trabajo de la mano de un fisioterapeuta es esencial para restablecer el equilibrio en nuestro pubis.

En las primeras semanas, es necesario bajar la carga de entrenamiento o incluso la detección de los mismos en función de la fase evolutiva para eliminar el proceso agravante de nuestra patología, para así realizar un trabajo de terapia manual sobre nuestras estructuras con el objetivo de bajar el tono muscular, efecto antiinflamatorio, efecto analgésico, etc. 

Seguidamente, trabajaremos un fortalecimiento muscular para una mejora de la estabilización tanto a nivel del tronco como de cadera mientras ganamos posibles restricciones de movilidad articular y conseguir un correcto balance muscular agonista-antagonista y pierna dominante-no dominante. 

Para más tarde, en fases finales, concluir con un “Return to Play” suave y progresivo hacia nuestra actividad deportiva trabajando sobre la alteración de la sensibilidad propioceptiva, alteración feedforward, alteración de la actividad muscular, etc. 

Puedes observar un ejemplo de fortalecimiento muscular en el siguiente enlace:    www.instagram.com/abt.fisioterapia/

De esta manera conseguiremos una vuelta segura y con calidad al terreno para disfrutar de nuestro deporte con garantías.