En nuestras rodillas presentamos dos meniscos, interno y externo, en forma de C y O respectivamente, siendo dos fibrocartilagos situados entre la tibia y el fémur que permiten la congruencia articular, es decir, que la rodilla se mueva correctamente, y la estabilización de la misma. 

Frecuentemente existe afectación de menisco cuando se practica alguna actividad deportiva en algún acto traumático (contusiones, pie fijo pivote en desplazamientos, caídas en saltos, etc.) pero también puede suceder al girar y quedarse el pie clavado en el suelo mientras realizamos algún trabajo laboral, al saltar algún peldaño, etc.
Se ven afectados cuando se sobrepasa el limite fisiológico del movimiento de la rodilla debido a un movimiento excesivo y no controlado.

El menisco interno es el que mayor incidencia lesional presenta, sobre todo la zona posterior del mismo. Existen varios tipos de roturas/fracturas que son:

  • Verticales.
  • Radiales.
  • Horizontales.
  • Oblicuas.
  • Asa de cubo.
  • Pico de loro.

De esta manera, existen varios factores de riesgo que aumenta la probabilidad de sufrir algún tipo de meniscopatía tanto de forma intrínseca, relacionado con la persona, como extrínseca, terreno de juego, calzado, tiempo meteorológico, etc.

  • Factores intrínsecos:
    • Género: por ser mujer existe una probabilidad más alta de sufrir lesiones de rodilla comparado con el hombre debido a un factor hormonal/anatómico.
    • Obesidad: presentar una gran morbilidad nos aumentará la probabilidad de sufrir lesiones de rodilla.
    • Edad: presentar determinada edad nos afectará a la probabilidad de lesionarnos.
    • Biomecánicos: Tener un déficit de movimiento tanto en el tobillo como en la cadera hará que nuestra rodilla sufra más.
    • Neuromusculares: una baja actividad de la musculatura glútea como un desequilibrio muscular cuadriceps/isquiotibiales nos puede aumentar el riesgo de sufrir patología de rodilla.
  • Factores extrínsecos:
    • Calzado: presentar un calzado usado o no adecuado para el terreno de juego es un factor de riesgo clave en la actividad deportiva.
    • Terreno de juego: no es lo mismo practicar actividad deportiva en césped natural que artificial. Junto al calzado es un factor a tener en cuenta.

¿Qué opciones terapéuticas existen?

Una vez que sabemos lo que esta pasando en esa rodilla, hay que plantearse cómo solucionar el problema.
Por ello, debemos conocer mediante el servicio de traumatología la localización de la afectación meniscal, que síntomas esta produciendo (rigidez, bloqueo articular, dolor severo, etc.), actividad física que realiza el paciente y nivel de la misma, etc.

Dependiendo de la localización el menisco presenta vascularización o no, es decir, aporte sanguíneo, por ello tendrá capacidad de cicatrización o no. La parte externa del menisco (denominada zona roja-roja) y la parte media (denominada roja-blanca) son las que presentan dicha vascularización.

Este ítem es muy importante de conocerlo para establecer un pronóstico y qué opción terapéutica mas aconsejable llevar a cabo.

Existen dos opciones de tratamiento:

  • Opción conservadora: no es necesaria la intervención quirúrgica ya que el paciente no presenta bloqueo en su rodilla, el dolor ha disminuido pasando ser de severo a leve y ningún tipo de inestabilidad. En este caso, la fisioterapia nos permitirá la cicatrización y recuperar la fuerza y estabilidad de la misma.
  • Opción quirúrgica: si presentas bloqueos/encasquillamientos, dolor severo e incluso inestabilidad, la intervención quirúrgica es la más probable. Existen dos alternativas:
    • Menisectomía: consiste en la extirpación del menisco afectado. Tiene mejor pronóstico a corto plazo.
    • Sutura meniscal: consiste en “coser” el menisco afectado para que se produzca la cicatrización de la misma siempre y cuando exista aporte sanguíneo, es decir, se encuentre en la parte externa o media, no interna. Tiene buen pronóstico a largo plazo. 

Independientemente a la opción llevada a cabo, a posterior, es necesario una rehabilitación para permitir la cicatrización mientras, a su vez, recuperamos rango articular, fuerza y estabilidad.

Por ello, es importante conocer qué opción de tratamiento se ha llevado a cabo para así establecer objetivos comunes y realistas en función de la evolución biológica del tejido. 

De esta manera, sabemos que una menisectomía el paciente presenta una evolución más rápida que una sutura meniscal.

Al principio tiene que existir un control de derrame articular seguido de una recuperación del rango articular, de las capacidades neuromusculares y una vuelta al deporte de forma paulatina y progresiva cumpliendo unos criterios específicos para realizarlo de forma segura. 

Por todo esto, les animo a realizar una rehabilitación individualizada teniendo en cuenta el contexto biopsicosocial del paciente con la minimización de los factores de riesgo para poder disfrutar de la actividad deportiva pertinente!